domingo, 17 de junio de 2012

El secreto muy bien guardado en el siglo XIX




Albert Nobbs,
la conmovedora historia de un drag king.


Luego de triunfar en el teatro con este mismo personaje hace tres décadas, Glenn Close llega a los cines locales con la adaptación fílmica de "El secreto de Albert Nobbs", en donde interpreta a una mujer forzada a vivir como un hombre.
La eximia actriz se pone en la piel de Nobbs, una habitante de Dublin en el siglo XIX que para evitar terminar en la miseria se ve obligada a hacerse pasar por hombre para sobrevivir.
Como el aplicado y misterioso Albert Nobbs, esta mujer consigue trabajo en el hotel más distinguido de la ciudad y vive allí sin que nadie la descubra por varios años.
Sin embargo, por ocultar tanto su verdadera identidad pierde contacto real con los demás hasta que un inusual triángulo amoroso le demuestre que un disfraz puede ser la peor prisión.
Close interpretó por primera vez a Albert Nobbs en una obra de teatro neoyorquina en 1982 de la mano de la directora Simone Benmussa. Este rol la volvió conocida en el circuito off Broadway y le abrió varias puertas que la llevaron a la fama en Hollywood.
"Creo que Albert es realmente un gran personaje y el argumento, a pesar de su gran sencillez, tiene un extraño poder emocional", explicó la actriz, quien siempre soñó con retomar el rol.
De hecho, ella siente una conexión especial con el papel. "Hay algo en la vida que llevó Albert que te conmueve profundamente", declaró la actriz.
"Lo he notado desde el mismo momento en que me puse a trabajar con este personaje. Luego tuve una carrera con muchos compromisos, pero siempre pensé que se podía hacer una película maravillosa con esta historia", aseguró.
En esta cinta, en la que la misma Close oficia de productora y coguionista, comparte cartel con un extenso elenco encabezado por Jonathan Rhys Meyers, Mia Wasikowska, Aaron Johnson y Brendan Gleeson. 



Trailer del film
 http://www.youtube.com/watch?v=b_O-f790ddo


 http://www.youtube.com/watch?v=kFMCA7FQN90&feature=relmfu
  

Entrevista a Glenn Close





Make up y transformación de Glenn Close en Albert Nobbs 



 click en cada link superior

sábado, 16 de junio de 2012

3 Grandes mujeres: Frida Kalho, Tina Modotti y Lila Downs

Una escena memorable y LSB del film de Frida Kalho




Tina Modotti fue una mujer de avanzada, una genia, una fotografa de vanguardia.
En este momento en Buenos Aires, Centro Cultural Borges hay una exposición fotográfica de la artista.









El fragmento del film ¨Frida¨que está linkeado abajo recrea un momento que supuestamente vivieron Frida Khalo y Tina Modotti. Una escena de una sensualidad maravillosa.

http://www.youtube.com/watch?v=wX2A3VmSOsI&feature=related

(hacer click en el link de arriba para ver el fragmento del film)

domingo, 3 de junio de 2012

Literatura y sexualidad: visibilidad lésbica


Decir tu sexo
 
Las peruanas Melisa Ghezzi y Claudia Salazar se propusieron sacar una foto en la que no falte ninguna: ninguna de las lesbianas sudamericanas que escriben y publican –en cualquier soporte– y ponen a jugar en sus textos su identidad y su sexualidad. El resultado es un libro exaltado en el que puede atisbarse todavía el peso del silencio.
 Por Catalina Dalton 


Una iniciativa para celebrar, para continuar, para crecer y multiplicarse... Detrás, dos vertientes: por un lado la actividad literaria que estalla, imparable, de la mano de lesbianas de diversa edad y procedencia que se muestran con naturalidad, sin pudores ni rencores. Por otro, la investigación de Melisa Ghezzi y Claudia Salazar, aunadas por la trascendencia del proyecto, que desdoblan en una primera parte dedicada a la poesía, y una segunda, al relato breve.
Escritura joven, entusiasmada, que disfruta de disfrutar, de decir su sexo, que cuenta con fresco descaro sus peculiares recorridos eróticos. Es encantador acompañar la libertad desafiante y alegre con que se explora y desea el cuerpo semejante. Aunque quizá quien lea añore la mayor profundidad que en algunos casos devendrá del tiempo transcurrido en el fervor, en la pasión, en las iluminaciones, y hasta en el dolor tumultuoso que siempre acecha.
En ciertos casos un manto de poesía nos envuelve ardiente, como en Eleonora Requena, también de Venezuela, frágil, trémula, categórica. Y la bendita irreverencia que expresa la “Oración”, de la argentina Gabriela Robledo: “... no nos dejes caer en la cama errada y si así sucede, danos la fuerza para vestirnos y marcharnos...”, donde asoma, sutil, un guiño malicioso a la compatriota ausente, Liliana, la poderosa Felipe. La desolación también, como en “Remember”, de la chilena Malú Urriola: “... una muchacha neutra, con la mirada extraviada más allá de las cortinas...”. Y por qué no la rima de hoy, la herramienta de Ely Zamora, atrevida en su seudo regreso a formas superadas. “... No puedo imaginar ciertos finales, la manera en que las cosas se aniquilan y pasan a fomar parte del tiempo...”, dice la argentina Paula Jiménez, mientras la colombiana Lucía Lozano desea “... que se riegue el césped de nosotras...”, y la uruguaya Cristina Peri Rossi canta a la memoria del otro que nos regala la sobrevida: “... sé que vivo dos veces la vez de esta noche tibia...”, y Valeria Flores, argentina, nos enfrenta, en cambio, con una vehemencia demasiado intencional, más descriptiva que poética. La peruana Karen Luy remata con dulzura: “... ya no me dueles tanto...”, y otra uruguaya, Virginia Lucas, juega con los opuestos: “Sonaban los metales en la mañana, inicio tibio del puerto”. El deseo se encrespa en las “Sireanas”, de la peruana Melissa Ghezzi, una de las antologadoras: “... dedos que penetran embravecidos, hembra a hembra, sin pudor ni maleficio, como sólo las fieras, sin noción del abismo”, y otra peruana, Mariela Dreyfus, sintetiza: “... en el recodo de tu cintura dejo un collar de besos...”. Yvonne Coñuecar, chilena, completa un viraje hermoso que va desde: “... a las muñecas fabrican para que no crezcan las mujeres...”, hasta: “... no es juego si dos mujeres se enfrentan desnudas...”. Esther Castañeda, otra peruana, puede nombrar bellamente el miedo: “... ella es mayor, pero está asustada, es la misma con su raya al medio, sin motivo ríe y canta...”. Y otra peruana, Violeta Barrientos, en deliciosa visión: “... es muy bruta cuando la quiero y hosca, de ocultarse, porque el dolor la ha hecho así, de piedra y palo, como a ningún hombre...”. O la boliviana Rosario Aquim, triunfante de ternura: “... tú inventas con tu cuerpo mis galaxias...”.
Por momentos, en algunos cuentos, la urgencia de las autoras por finalmente quitarse la mordaza conspira contra “lo poético”: no es fácil bajarse del desafío al sistema represor y discriminatorio de siempre y dejar de vivir el amor como una transgresión. Por otra parte, por alguna ley de lo complementario, los cuentos van formando un espectro curiosamente abarcativo. Pero siguiendo con la lectura, también Dinapiera Di Donato, en prosa firmemente enraizada en el proceso social y político actual de Venezuela, escribió un texto impactante que, aunque de difícil desentrañamiento, crea una trama lésbica densa. Con notable maestría la argentina Mariana Docampo entra y sale de la realidad para incursionar en las anchuras sutiles de un mapa del dolor que va de Estocolmo a Buenos Aires. Otra argentina, Susana Guzner, recorre las espirales oscuras del abuso y la traición, se gana el aire puro de la liberación, y quizás enseña. Gisela Kosak, en cambio, en gesto interminablemente erudito, se apoya con un codo voluptuoso en nombres y citas que no la ayudan a expresarse. La ingenuidad de la chiquilina creada por la brasileña Fátima Mesquita, trémula de amor por una mujer mayor, es deslumbrada en buena hora. La argentina Irene Ocampo entra en el despliegue de aportes múltiples con descripciones masturbatorias bien logradas, pero, como otras colegas, escribe demasiado de corrido y parece sucumbir a las trampas de lo autobiográfico. Esa falta de elaboración aburre, pero promete más y mejor. Carmen Ollé, peruana, alimenta el desencuentro de “A ama a B, que no ama a A”. Brasil está presente de alma entera en el amor púber entre primas que relata Lara Orlow en tierna experiencia iniciática. Peri Rossi agrega lo suyo en el levante que empieza mal y termina bien, porque llueve en la ruta, porque la soledad es un estado de ánimo, porque veinte años no es nada... Marian Pessah, una argentina que también aporta, está en situación de crecimiento y maduración, sugerir más, explicar menos... Alicia Plante, una argentina que escribe novelas, presenta un cuento con personajes creíbles e interesantes que bien podrían funcionar como guión de un futuro relato largo. Reina Roffé, prestigiosa escritora argentina, aporta un cuento dentro de un cuento donde un ménage-à-trois es condición necesaria para una intriga donde el deseo va y viene hasta un remate inesperado. Para la argentina Dalia Rosetti valga la recomendación de no desperdiciar esta oportunidad de crecer. La peruana Jennifer Thorndike escribió un relato curioso, con un personaje fantasmático y fervores cuestionados. Esther Vargas, otra peruana, parece responder al mandato de la modernidad, cuando busca resolver un conflicto posteando un blog.
En síntesis, se reconoce en la antología una necesidad de las lesbianas de la región de poner en palabras el sentimiento y el acto en sí, de decir el cómo, decir las manos, las lenguas, los muslos y las humedades, de abandonar el recato porque estallan el hambre y la lujuria, lo que no debía ser. Y ahora es. Finalmente. Y lo que falta, donde falta, ya vendrá. Por ejemplo así.

A Love story: pareja lesbiana cumplen 70 años de casadas

Casal de lésbicas completa 70 anos de Casamento!





A matéria que tomamos a liberdade de traduzir conta a vida de um casal de lésbicas, Leto e Magazzu, juntas há 70 anos. Isso mesmo! 70 anos de amor, descobertas, confidências, conflitos, brigas, ciúmes, harmonia, carinho, amizade, confiança e todos os sentimentos que integram um relacionamento de verdade.
Além de ser um marco chegar aos quase 100 anos de idade juntas, a história dessas duas mulheres tem um ingrediente a mais. Resistiu ao preconceito do passado e resiste ao do presente. Sim, porque mesmo depois de tantas décadas Leto e Magazzu ainda são vítimas daquilo que consideramos um dos maiores males da sociedade.
Fica fácil entender porque elas mantiveram sua união em segredo durante tanto tempo. Vejam agora a história dessas duas jovens gays numa tradução adaptada:
Sim, casais formados por pessoas com 90 anos ainda discutem ocasionalmente. O exemplo pode ser visto no sofá da casa de Caroline Leto e Venera Magazzu: “Não vamos ter uma festa”, diz Magazzu, de 97 anos, argumentando que elas são muito idosas para esse tipo de coisa. “Sim, nós somos”, responde Leto, de 96, que admite que as duas podem ainda dançar polka.
Uma festa celebrando os 70 anos juntos é um marco para qualquer casal. Especialmente para essas duas senhoras, considerando que elas tiveram de silenciar sobre a história de amor delas durante décadas. “Você simplesmente não podia dizer para todo mundo que nós éramos amantes”, contou Leto. “Você diz para as pessoas que somos amigas, algumas pensam que éramos irmãs”.
Leto e Magazzu ignoram seu pioneirismo na comunidade gay e lésbica. Mas muitos dos seus amigos e parentes reforçam o seu papel, apontando para o fato de como o amor das duas foi capaz de transcender o tempo, cheio de obstáculos. Para celebrar o amor das duas, membros da Etz Chaim, uma associação de gays e lésbicas em Wilton Manors, estão planejando uma festa. Eles esperam que Leto e Magazzu atendam ao pedido e mostrem a todos como dançar a polka.
“Honestamente, eu acho que as duas estão mais apaixonadas do que no passado”, afirma um amigo pessoal do casal. “Olhe para os casais heterossexuais. Você tem sorte se ainda permanece casado após sete anos. Esta é uma história de amor incrível”.
Em 1939, Leto e Magazzu se conheceram em uma festa em Nova York. Leto achou Magazzu estilosa, que a considerou divertida. Um ano depois, Magazzu, professora, e Leto, operadora de telégrafo, mudaram-se para uma humilde casa, em Nova York. Elas passaram a maior parte da vida lá, com poucos parentes e amigos próximos sabendo sobre o relacionamento.
Magazzu conta que sempre brigou para contar para as outras pessoas, mas que temia o que elas poderiam pensar. Ela acredita que a sociedade daquela época era muito mais receptiva a duas mulheres que moram juntas do que a dois homens – e também bem menos inquisitiva.
“Eu acho que a maior parte das pessoas desconfiava, mas nunca fizeram escândalo sobre isso porque éramos apenas duas mulheres”, disse. “Eles não perguntavam, e nós simplesmente não falávamos”.
A sobrinha de Leto, Patricia Dillion, contou que cresceu acreditando que as duas fossem irmãs e sempre se referiu a elas como tias. Leto contou o “segredo” a ela durante uma festa de família. “Ela mencionou que elas tinham se casado”, disse Dillion. “Eu fiquei tão feliz, mas depois fiquei pensando em todo o tempo que elas não puderam admitir isso”.
Em 1996, as duas se registraram como parceiras em Nova York. Elas contam que fizeram isso porque sentiram que precisavam contar a todos sobre a sua vida juntas.
Anos depois, se mudaram para a Flórida, quando se tornaram mais ativas na comunidade LGBT, servindo de exemplo para os ativistas. Além disso, passaram a levar vida de qualquer jovem aposentado na Flórida: viajando em cruzeiros, jogando pôquer com os amigos. Adotaram um animal de estimação, um macaco chamado Chi-Chi.
Em 2006, com uma desacelerada normal causada pelo avanço da idade, Magazzu colocou no papel a história delas, num livro chamado An Unadulterated Story: Young and Gay at 90 (Uma história pura: jovem e gay aos 90). Durante a entrevista que originou a matéria do Herald Tribune, o repórter presenciou um fato curioso: as duas discutindo sobre onde estava um exemplar do livro. Magazzu insistia que estava no quarto. Leto, que havia visto no bagageiro do carro.
“Ok, então se você sabe onde está tudo, vá lá e pegue”, provocou Magazzu, enquanto apelava a uma busca na cozinha. Leto apenas sorriu e disparou: “Meiga, não?”